El sistema RAS es una tecnología controlada y ambientalmente sostenible, que le permite a la especie potenciar su crecimiento en la fase de engorda.
Con el objetivo de producir cojinoba del norte (Seriolella violácea) de entre 500 y 700 gramos, el Laboratorio de Cultivo de Peces de la Facultad de Ciencias del Mar (FCM) de la Universidad Católica del Norte (UCN) implementó una tecnología de cultivo intensivo y el paquete tecnológico de la cojinoba del norte en etapa de engorda en sistema de recirculación en tierra (RAS, por su sigla en inglés).
Como en la actualidad se mantiene una inestabilidad en las capturas por pesca de la cojinoba del norte, registrándose en los últimos años un declive en la extracción, Marcia Oliva Arriagada, quien es la encargada del Laboratorio de Peces del Departamento de Acuicultura de la FCM y directora del proyecto, afirmó que la puesta en marcha de esta tecnología para engorda de juveniles de cojinoba del norte es única en Chile.
«Nuestros resultados de calidad nutricional de ejemplares de cojinoba producidos en el sistema RAS demuestran que el nivel de proteína de la carne del filete es el mismo que en ejemplares silvestres (20%). Mientras que los niveles de lípidos son levemente superiores, con un 4% para las cojinobas de sistema RAS versus ejemplares silvestres que presentan un 1%», detalló la profesional.
La implementación de la tecnología se realizó gracias al proyecto «Cultivo Intensivo de Cojinoba en Sistema RAS», que fue financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R) del Gobierno Regional.
Consumo humano
El equipo de investigación de Laboratorio de Cultivo de Peces continúa analizando nuevos parámetros para resaltar la calidad nutricional para consumo humano directo (CHD) que poseen las cojinobas producidas en el sistema RAS implementando con el proyecto FIC-R, entre ellos los niveles de ácidos grasos esenciales presentes en su filete, especialmente los omega-3.
El procesamiento de este pescado para CHD generará una gran cantidad de subproductos, como cabezas, vísceras, esqueleto, piel y otras partes como colas, aletas, escamas, carne picada y sangre, materia prima valiosa a partir de la cual se pueden producir una serie de subproductos.
De acuerdo con el estudio, las alternativas de agregar valor para los subproductos o desechos de la cojinoba de cultivo son variados. Los más relevantes son la harina del subproducto, aceite de pescado, hidrolizados proteicos, colágeno, gelatina, quitosano, y otros como hidroxiapatita y fertilizantes.
Sin duda, enfatizó Marcia Oliva, el mercado potencial asociado con la producción de harina de subproductos es el más atractivo a nivel mundial, lo que se explica en gran medida por la creciente necesidad de incorporar estas fuentes proteicas a las dietas de mascotas y animales de producción. Dicha demanda seguirá una tendencia creciente, impulsando fuertemente la producción de estas harinas durante esta década. Otras aplicaciones potenciales que muestran gran interés, es la producción de colágeno, quitosano y fertilizantes de suelo.
Antecedentes del cultivo de la cojinoba del norte han sido desarrollados a través de diferentes proyectos ejecutados por el Laboratorio de Cultivo de Peces de la UCN, los cuales permitieron desarrollar una tecnología estandarizada para su producción a escala piloto.
*Fuente de la foto destacada: gentileza de la UCN.