El hatchery que abastece de semillas de ostra y ostión a acuicultores del sur de Chile

Recientemente, Partnerfish visitó las instalaciones de Fundación Chinquihue, oportunidad en que fue posible conocer el trabajo que realizan los profesionales a cargo del hatchery de dicha institución, que hoy se centra en la producción y venta de semillas de ostra y ostión enfocada en la APE (Acuicultura de Pequeña Escala).

Creado en el año 1994, actualmente el hatchery o centro de producción de semillas de especies hidrobiológicas de Fundación Chinquihue, ubicado en Puerto Montt, presta un importante servicio para acuicultores de pequeña escala de la zona sur del país.  Si bien, hasta hace algunos años el rol de esta infraestructura se centró en la implementación de tecnologías de cultivo de moluscos y equinodermos, con foco en áreas de manejo de la pesca artesanal, hoy ha dado un giro en su enfoque. Esto producto de la creación del Reglamento de Acuicultura de Pequeña Escala, aprobado el año 2022. 

Según Jorge Tillería, ingeniero en acuicultura y magíster en Medio Ambiente y Bioseguridad en Acuicultura (MABA) de la Universidad Austral de Chile (UACh), quien hoy está a cargo del hatchery, la razón de este cambio fue el de dar un foco más productivo, sobre todo en dos especies, como la ostra japonesa (Crassostrea gigas) y el ostión del norte (Argopecten purpuratus).

“Son dos recursos de importancia comercial, dado su buen valor en el mercado. Trabajamos en un proyecto con la A.G. Aguas Azules, con excelentes resultados económicos y productivos en ambas especies”, explica el profesional, quien agrega que también disponen de ejemplares reproductores de abalón, para producir semillas en el futuro, junto realizar, eventualmente en los veranos, desoves de erizo.

Modelo de negocio

El nuevo modelo comercial del hatchery de Fundación Chinquihue lleva dos años desde su implementación y, desde entonces, ya ha logrado posicionarse como un proveedor de semillas de relevancia para los acuicultores de pequeña escala del sur del país. “En este momento tenemos una lista de espera, vendiendo casi en verde el producto. Comenzamos con una producción de un millón de semillas al año, en base a las instalaciones que teníamos. Ya hemos ido mejorando y vamos en los dos millones al año, pero pensamos expandirnos mucho más, sobre todo en base a proyectos”, asevera Jorge Tillería.

Justamente, hace un par de semanas comenzó el Programa Tecnológico (PTEC) de CORFO “Desarrollo y Escalamiento sustentable del cultivo del recurso Ostra Japonesa”, en el cual participará esta unidad productiva de Fundación Chinquihue, dado el objetivo de la iniciativa de producir larvas y semillas de ostra japonesa de calidad estandarizada. “En el marco de dicho programa, implementaremos una sala completa, lo que permitirá ampliar la sala de larvas al doble de su capacidad, lo que implicará nuevos desafíos, tanto en la producción primaria de microalgas, como de larvas y su equipamiento”, complementa el ingeniero en acuicultura.

Al igual que una piscicultura, el hatchery de Fundación Chinquihue está dividido en distintas salas. La primera de ellas es la de microalgas, que es el corazón productivo del sistema, ya que de esta área depende el suministro de alimento para los individuos que se cultivan.

Sala de microalgas del hatchery de Fundación Chinquihue.

Posteriormente, está la sala de larvas -que se alimentan con las microalgas- y otra donde se realiza la fijación de las semillas, cuyo tipo depende la especie que se esté cultivando. Según Tillería, en el caso del ostión, por poseer viso, se adhiere a un sustrato que en este caso es un colector especial para dicha especie, que es de malla. En el caso de la ostra, se utiliza como sustrato la conchilla molida de las valvas de ejemplares adultos. 

Finalmente, está la sala con los reproductores de cada especie, que primero se capturan en el mar y después pasan a un acondicionamiento que varía entre un mes, para el caso del ostión, a dos meses en las ostras. “Trabajamos de forma continua durante todo el año, con la finalidad de sacar todos los meses un batch de producción y tener disponibilidad para la venta”, precisa el encargado de la unidad.

Cabe señalar que una sola hembra de ostra japonesa puede llegar a producir 10 millones de huevos. “Con un par de ejemplares, podemos llenar dos estanques. Y una de sus cualidades es que tienen una alta tolerancia a las variables ambientales, como la salinidad, siendo muy versátiles a la hora de ver zonas de cultivo”, indica Tillería.

En cuanto al ostión del norte, el encargado del hatchery puntualiza que por ser hermafrodita, la cantidad de ovocitos que puede producir es menor (no superior a los 5 millones por ejemplar).

“Con eso no queremos más, ya que el porcentaje de fijación es mayor, logrando tener por estanque un millón de semillas de fijadas, lo que es bastante bueno para la cantidad de producción que tenemos”, relata el encargado de las instalaciones.

Comercialización

En la actualidad, como el hatchery de Fundación Chinquihue posee este modelo productivo, tiene precios establecidos para la venta, pero con prioridad para abastecer a la pesca artesanal y a los acuicultores de pequeña escala. “Son nuestros clientes, que se concentran principalmente en la región de Los Lagos, zona que posee aproximadamente 700 concesiones Acuicultura de Pequeña Escala (APE), que representan casi el 80% de los productores de este tipo en todo Chile”, subraya Tillería, quien recalca que las semillas de ostras se comercializan una vez que llegan a los 20 milímetros. “Nos hemos dado cuenta que cuando se venden muy pequeñas, las mortalidades son muy altas. Si bien, son individuos un poco más caros a ese tamaño, la mortalidad resulta ser muy baja, lo que influye directamente en la productividad de los acuicultores”, sostiene.

A juicio del ingeniero en acuicultura, hoy existen muchos productores de mitílidos que están visualizando a la ostra y el ostión como especies potenciales para enfocar parte de sus esfuerzos, aunque es vital la capacitación a través de las distintas instituciones del Estado. “Creo que lo que viene, como alternativa a la mitilicultura, con el nuevo reglamento APE que tenemos, es migrar hacia las granjas marinas, donde se pueden cultivar distintas especies, que sean rentables económicamente. Lo bueno del acuicultor de pequeña escala es que tiene al Instituto Nacional de Desarrollo Sustentable de la Pesca Artesanal y de la Acuicultura de Pequeña Escala (Indespa) que los apoya económicamente. Nosotros mismos hemos entregado proyectos de incorporación de cultivos de ostra y ostión a esa institución, lo que es una buena señal de reconversión”, concluye el jefe del hatchery de Fundación Chinquihue, entidad que ha trabajado en la de comercialización de semillas desde la región del Maule hasta la región de Aysén.

Por Pedro A. Barra Léniz, periodista, director de Partnerfish.

Otros artículos