Avanzan soluciones basadas en la naturaleza para la gestión de conchillas de la mitilicultura 

En un taller se abordaron aspectos clave en la gestión, innovación y normativa en torno a los residuos de conchillas y su potencial en procesos de restauración ecológica en ambientes marinos. 

Los cultivos de chorito han tenido un crecimiento exponencial en los últimos años, per al mismo tiempo generando residuos de conchillas equivalentes al 30% de la producción, alrededor de 400.000 toneladas, una situación que ha planteado desafíos para la actividad en torno a disponer adecuadamente y de manera sustentable este residuo.

En ese marco se realizó este martes el Primer Taller de Gestión de Conchillas de la Mitilicultura para la Restauración Ecológica en dependencias del CEDUC UCN en Castro, Chiloé, con el respaldo de instituciones como el Centro de Investigación e Innovación y Cambio Climático de la Universidad Santo Tomás, Universidad Católica del Norte, U. Santiago de Chile, U. Adolfo Ibáñez y el apoyo de instituciones colaboradoras como AmiChile, Intemit, Asociación Gremial Reloncaví Sur, e Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), entre otras.

Participantes del taller. Crédito: Instituto Milenio SECOS.

El evento contó con la participación de representantes de Sernapesca, Subpesca, empresas productoras mitilicultoras, municipios locales y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, que fueron parte de las presentaciones y de un taller participativo facilitado por la investigadora UST, IEB y SECOS, María José Martínez-Harms.

Para el director del CiiC-UST e investigador SECOS, Nelson Lagos, “es importante devolver el carbonato de las conchillas al océano, porque los bancos de choritos  de donde se originan prestan servicios ecosistémicos esenciales. Están basados en funciones naturales como la calcificación, disolución y regeneración del carbonato, que ocurren naturalmente en estos ecosistemas. Si entendemos y difundimos mejor estas funciones ecosistémicas, se fortalecen también los servicios que recibe la industria y la sociedad en su conjunto”. 

El también director del proyecto anillo Shell-NBS, que busca desarrollar estrategias basadas en la naturaleza para la sostenibilidad socio-ecológica de la mitilicultura, destacó que “la conversación dejó en evidencia tanto vacíos importantes que debemos abordar como investigadores, como también oportunidades de diversificación para la ciencia. El reciclaje de conchas no debe verse solo desde la perspectiva del medio marino, sino también en cómo se conecta con sistemas terrestres —por ejemplo, en el mejoramiento de suelos— lo que abre nuevas líneas de investigación y aplicación.”

“Respecto a la evidencia científica, hoy contamos con conocimientos que respaldan la reutilización de este recurso, especialmente en el contexto del cambio climático y la restauración de ecosistemas costeros”, añadió.

En esa línea, la investigadora de la Facultad de Ciencias del Mar de la U. Católica del Norte y directora de un proyecto Fondef dedicado al desarrollo de arrecifes artificiales como solución basada en la naturaleza para la restauración marina utilizando residuos de la mitilicultura, Begoña Peceño, presentó aspectos relevantes de la gestión de estos residuos. 

Arrecifes de conchillas con distintos relieves.

“En contextos insulares como Chiloé, donde la gestión de residuos ya es compleja por las limitaciones geográficas, estos residuos al provenir del mar contienen materia orgánica con altos niveles de cloruros y sulfuros, lo que dificulta aún más su manejo. Por esto y dada la cercanía de estas actividades a zonas urbanas, se requieren soluciones innovadoras”.

“Las conchas de moluscos, compuestas principalmente por carbonato cálcico de alta pureza, tienen un alto potencial de valorización. Este compuesto actúa como regulador natural del pH marino y por ello, actualmente en este proyecto se está incorporando en el desarrollo de arrecifes artificiales, evaluando su capacidad para favorecer el asentamiento biológico y la restauración”, añadió Peceño.

Para Rodrigo Carrasco, director ejecutivo de AmiChile, “siempre es gratificante estar en un taller activo, participativo, que saca buenas conclusiones y donde el debate es prolífico. Nosotros seguimos en la misma senda de trabajar con la investigación, con la ciencia y con las autoridades, nuestra labor es justamente esa, articular lo público y lo privado, que haya colaboración y una construcción de futuro”.

Por su parte, Branco Papic, gerente de CalAustral, comentó que “es fundamental dejar atrás la lógica de simplemente disponerlos en vertederos, porque eso no es sostenible, no es coherente con la urgencia del cambio climático, y no contribuye al bienestar de las generaciones futuras. En cuanto al futuro, vemos con optimismo el camino hacia la valorización de residuos y subproductos, un proceso que requiere importantes inversiones en I+D+i”. Finalmente, Papic remarcó que “lo más importante ahora es avanzar no solo en lo técnico, sino también en la sociabilización y educación de la comunidad. No basta con que los actores del rubro empujen este desafío; se necesita involucrar a toda la sociedad. Solo así podremos darle a estos materiales el valor que realmente tienen como elementos nobles de la naturaleza, con múltiples usos y beneficios para una economía más circular y sostenible».

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